viernes, 5 de noviembre de 2010

Falsa primavera

Paseo a mi mascota por el parque. Se trata de Luuluu, un Bodeguero Andaluz de tres meses. La tarde es maravillosa. Todo está en silencio. Puedo ver como el parque se ha vuelto a colmar de preciosas flores moradas y amarillas, de tonos verdosos que emergen de la tierra. De nuevo las abejas y las hormigas coquetean con su entorno, despistadas, engañadas por unas temperaturas que pronto descenderán hasta que llegue de nuevo la primavera.

En un momento determinado tengo la sensación de estar dejando atrás al invierno gracias a un sol que ahora radia con fuerza en un cielo limpio de nubes. Todo parece empezar, y sin embargo termina. Semejante temperatura, semejante colorido, es un guiño de la naturaleza que la hace equivocar.

Sigo paseando, dejando que Luuluu descubra nuevos olores en un parque poco decorado y algo abandonado donde el césped no existe. Añoro mi viejo barrio, sus parques coloridos, espaciosos, con suficiente vida para hablar con otra gente que pasea a sus mascotas.

Llego a un lugar donde las plantas están más crecidas. Siento pena por la efímera vida que les esperas. Están siendo engañadas por un sol traicionero que trae falsas esperanzas. Pero no importa, porque duren lo que duren siempre habrán conseguido uno de sus cometidos, dar color a la vida.

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