viernes, 15 de junio de 2018

Por Dentro

Soy inquieto y me cuesta reconocerlo.
También desordenado dentro de un orden controlado.
Anhelo tener más horas al día para terminar
los quehaceres que me propongo, y que a veces me ahogan.
Necesito pasear con mi mascota durante la tarde,
cuando el sol se agota y el calor se retira.
Duermo poco porque considero que es perder el tiempo,
menos cuando se descansa y se tiene buenos sueños.
Me gusta creer que se puede, e intentarlo hasta caer rendido.
Escuchar música y transportarme, escuchar música para
recrearme y alegrarme.
Deseo con efervescente pasión enfrentarme cada día
al vértigo que me despierta el papel en blanco, para crear,
para creer, para desatar una imaginación que me arde por dentro.

Necesito adentrarme en el lago donde el amor y la pasión
navegan empujados por la misma brisa de complicidad.
Sueño con viajar, y viajo para conocer otros mundos que enriquezcan
mi jovial espíritu contaminado de occidente.
Y caminar quiero, y no parar hacia el laberinto de la utopía.
Utopía para caminar, utopía para soñar y no parar.
Me renuevo al sentir el palpitar de mi corazón cuando vislumbro la
luna plateada que me atrae inmerso en un flash de reflexión y paz.
Sueño con mejorar en cada nuevo despertar.
Un don, la perseverancia, un defecto, por cuál empiezo…