miércoles, 15 de diciembre de 2010

Piratas Ecológicos

 
Los tiempos cambian. La forma de hacer las cosas cambian. Todo cambia, hasta las nuevas prácticas de piratear. Hubo un tiempo en el que marineros proscritos y malhechores enriquecían sus vidas con botellas de Ron y con botines de oro, especias o cualquier otro producto que portaran las carabelas. Robar y emborracharse era lo único que les importaba y el motivo de su existencia. Sembraban el horror a golpe de espada, cuando no a cañonazos para que los tesoros sucumbieran en sus arcas, donde finalmente terminarían en una recóndita y apartada isla de palmeras y agua turquesa. 
 
Los piratas de ahora se dedican al secuestro de barcos pesqueros, proporcionándoles una suma importante de dinero por el rescate de la tripulación. Últimamente este tipo de pirateo se está dando con especial relevancia en el cuerno de África. Los piratas no se dedican a ir a una isla con el botín para gastárselo todo en Ron y mujeres. El nuevo modus operandi consiste en repartirse el dinero del rescate entre toda la tripulación, para después buscar a sus familiares, con los que iniciarán una nueva vida repleta de lujos y excesos. Quizás no sea la forma más honesta, pero si al menos la más rápido de enriquecerse. 
 
En el polo opuesto del pillaje están los que siembran el bien, los que miran por los demás, los que, por el mero hecho de ayudar por ayudar arriesgan su vida para salvar otras vidas. Hablo de los Piratas Ecológicos. Nuevos héroes en un mundo donde dichas figuras parecen haberse evaporado. Un referente es Sea Sheperd Conservation Society, organización internacional sin ánimo de lucro, que surca los mares para preservar el ecosistema marino frente a la pesca ilegal. Salvan entre otras especies a ballenas de los arpones de barcos con bandera japonesa, islandesa y noruegas, ya que estos son los pocos países que se saltan a la torera las leyes y tratados internacionales. Para “programas científicos", este es el argumento que sostienen los países antes nombrados para realizar las prácticas de pesca ilegal. Sin embargo, diferentes instancias han sido testigos de primer orden de que en realidad, lo que de verdad hacen, es una práctica encubierta que busca la carne de las ballenas para proveer a los mejores restaurantes y paladares más exigentes.

Desde su nacimiento en 1983, el Sea Sheperd no ha dejado de hacer el bien salvando a cientos de ballenas, galápagos, tiburones y delfines entre otras especies por todos los mares. Su tripulación es del todo peculiar, pues se trata en su mayoría de jóvenes voluntarios que se encuentran capitaneados por Paul Watson, y que tienen como principal arma mantequilla podrida. 
 
Según WWF se estima que ha pasado de haber de 200.000 a 2.300 ejemplares de ballenas azules en los mares. La flota japonesa pesca unas 1.200 ballenas para fines “científicos”, o al menos eso nos hacen creer. El atún de aleta azul ha descendido cerca del 85%, lo que indica que es una de las especies que se encontrará en peligro de extinción en los próximos años. Delfines, tiburones, focas y un largo etcétera siguen un mismo patrón, que no es otro que el descenso reiterado y masivo de dichas especies. 
 
No parece que los barcos que se dedican a la pesca ilegal vayan a ceder un ápice en sus intenciones, a no ser que su mentalidad enfermiza e intereses cortoplacista cambie, cosa que dudo. Aunque creo que sus egoístas maniobras de lucro podrían verse frenadas por una especie de policía internacional que vigilara y tuviera como fin la preservación de los fondos marinos. No sería tan difícil. Una simple reunión de esas que tanto les gustan a los grandes gobiernos, G8, G20, etc., una buena dosis de concienciación y compromiso, unos cuantos miles de euros, y una policía marítima internacional cuidaría de nuestros mares. Es necesario tener una mirada más atenta que se centre en el largo plazo para proteger a la fauna marina, ya que es básica para la existencia del planta. Es preciso aunar fuerzas entre todos. Debemos triangular con los puntos de vista de los demandantes, la lógica más aplastante y el respeto a la vida para que en el planeta en el que nos encontramos podamos vivir todos. 
 
Ha llegado el momento de dejar de mirar en nuestros propios intereses, para mirar al planeta Tierra y a todos los seres vivos que habitan en él con el respeto que merecen. No podemos delegar en la labor filantrópica de una ONG como es Sea Sheperd la protección de la pesca ilegal. Se precisa de forma urgente formalizar, oficializar un cuerpo, una institución, una agencia internacional que sancione y persiga a todos los que pretenden acabar con las ballenas, tiburones, delfines, etc. para el disfrute de unos pocos que carecen de sentido común y escrúpulos.

El mundo es de todos y para todos, por ello todos tenemos que cuidar de todo, porque el planeta no es nuestro, no es propio, es un regalo temporal que debe pasar de mano en mano, de padres a hijos en las mismas condiciones que nuestros abuelos se lo dejaron a nuestros padres, y estos a sus hijos.

4 comentarios:

  1. El mundo es de todos,
    pero si no cuidamos ni lo más cercano,
    ¿como pensar en el futuro o en lo lejano.

    Un saludo.

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  2. ¡Absolutamente de acuerdo contigo, Samuel! Subscribo al 100 por 100 lo que aquí dices.

    Yo como fiel defensora del Medio Ambiente te doy toda la razón.

    Saluditos desde mi patria adoptiva, México,

    Amber

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  3. A Izara:
    Como bien dices, es de todos, sin embargo lo controlan unos pocos. Desgraciadamente es una pena.
    Un saludo.

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  4. A Amber:
    Entiendo que estés de acuerdo, seguro que somos muchos,pero ahora falta hacer el trabajo dificil, movilizarse.
    Un saludo Amber.

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