miércoles, 26 de enero de 2011

Cholocate amargo

Cuando hablamos de cacao, a la mente nos viene la imagen de una suculenta tableta del mejor chocolate. Chocolate es sinónimo de dulce, de placer, de calorías para algunos. No obstante, si amalgamaos chocolate y Costa de Marfil, la cosa cambia mucho, y para peor.

Por qué digo esto, porque en Costa de Marfil los recolectores del cacao no son otros que los niños, que por 4 centavos al día, y en muchas ocasiones, completamente gratis, recolectan dicho fruto para las grandes multinacionales en completa explotación. La inmensa mayoría de los jóvenes son secuestrados, obligándoles a hacer dicho trabajo como esclavos. Otra forma de llegar a dicha explotación es a través de sus propios padres, que inmersos en una pobreza salvaje, optan por vender a sus hijos a las mafias que se dedican a la recogida del cacao.

Las cifras hablan por sí solas. Alrededor de 20.000 niños de entre 7 y 14 años fueron secuestrados para trabajar en la recogida del cacao, ese bien tan apreciado en occidente, capaz de quitar el sueño, de acompañar a la tarta más exquisita, un afrodisiaco que muchos se empeñan en consumir para curar su desapetencia sexual.

Y mientras nosotros comemos chocolate, compañías como Nestlé, Hershey o M&M/Mars seguirán enriqueciéndose, y por consiguiente, seguirán comprando el cacao corrupto y pro-conflicto de Costa de Marfil. Gracias a estas compañías internacionales, el asesino y ex presidente de Costa de Marfil, Laurent Gbagbo, continuará recaudando dinero para conseguir su único fin, levantarse en armas y crear otra sangrienta guerra civil.
Se requiere urgente la presión de toda la comunidad internacional para echar a Gbadbo, de lo contrario el verdadero vencedor de las elecciones, Alessane Quattara, no llegará al poder y no hará las reformas necesarias para eliminar la explotación infantil en materia del cacao.

A la par con la presión internacional, también se requiere una dosis importante de sentido común, de solidaridad, de compromiso, de justicia por parte de los ciudadanos de todo el mundo para no comprar chocolate de las marcas Nestlé, Hershey o M&M/Mars, ya que estás multinacionales están fomentando la esclavitud infantil, ensalzando el trabajo infantil, negando el derecho a los niños de Costa de Marfil a ser niños, a jugar, a reír, a estudiar.
No sé que hacen los gobiernos que no obligan a dichas marcas a poner en sus envoltorios el lugar de procedencia de las materias primas que utilizan para elaborar sus dulces y perversos productos. O mejor aún, no sé que hacen que no les restringen la venta en nuestro país, porque tanta culpa tiene el que lo vende, como el que le permite venderlo a sabiendas del mal que está generando.

Esta entrada la he realizado para todos aquellos amantes del cacao, para que, cuando vayan a consumir el chocolate de las marcas antes citadas, se acuerden de esos niños y niñas que están siendo explotados, y, aunque sólo sea un poquito, el chocolate les sepa amargo.

4 comentarios:

  1. Hola Samuel:
    Gracias por avisar, desconocía este tema. Me seguiré informando para tomar una determinación responsable. La entrada es muy buena y entradas como estas son las que necesitamos para salir de la ignorancia y actuar en consecuencia.
    Saludos

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  2. uyy, no que cruel, entonces, bueno yo consumo chocolate Luker, será que también tiene un prontuario asi?

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  3. A Mercedes:
    gracias espero que al menos si comemos chocolate lo hagamos con un toque de sentido común.
    un beso.

    A Amparo:
    no tengo ni la menor idea de dómde compra Luker el cacao para hacer sus productos, lo siento.
    Un beso.

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  4. Estamos como siempre en el bucle, consumo = escalvitud . Ellos esclavos de su trabajo, y nosotros esclavos de las multinacionales que nos lo ponen a huevo, ambos extremos en explotación, por que si no estas en uno, es por que eres uno de ellos.....

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