martes, 13 de febrero de 2018
jueves, 13 de abril de 2017
Siempre es Posible.
Nunca digas cómo hay que hacer las cosas,
sino cómo se podrían hacer.
Nunca des consejos, si permaneces sordo a ellos.
Nunca obligues, aconseja.
Nunca te conformes con las metas alcanzadas,
pues estás destinado a dejar de caminar en la vida.
Siempre que digas “nunca”,
será como cerrar una puerta en tu vida.
lunes, 9 de enero de 2017
Los trenes
Un tren, dos trenes, tres trenes...
Constantemente pasan a nuestro alrededor trenes con diferentes destinos, con pasajeros de diversa procedencia. Trenes que nos pueden conducir al éxito o al fracaso gracias a una mano invisible que muchos catalogan de suerte, destino, azar…
Los trenes que discurren por diferentes caminos en la vida nos conducen, queramos o no, a la creación de nuestro propio ser como personas, labrando un futuro que en ocasiones no queremos, que no sabemos cómo hemos llegado, que hemos conseguido gracias a la piedra angular de la vida, la perseverancia y el sacrificio, pilares que sostienen los logros.
Coger uno de estos trenes puede convertirse en una gran hazaña, ya que las personas limitan el riesgo y son remisas a dar un giro radical en sus vidas por miedo a lo desconocido, al fracaso. Lo hacen porque saben que hay trenes que están condenados a descarrilar en un desierto de penalidades y dificultades que perjudiquen más nuestra ya perjudicada existencia. Pero también hay otros que llevan a caminos fructíferos. De los dos trenes se aprende, aunque sólo uno premia.
Son muchos, miles, millones los que se aferran a esa parte de su vida que ya conocen enriqueciendo una monotonía que al menos asegura algo de comodidad. Acomodados que han dejado de andar para arrastrarse por el terreno de la indiferencia, sin querer cambiar su rumbo cogiendo un nuevo tren, un nuevo camino que dé un cambio a su vida.
Los trenes no solo nos conducen al final de nuestra vida, también nos abre la puerta a nuevas amigos y enemigos. Personas que tendrán la suficiente fuerza para condicionar nuestra vida, para modificarla, para enriquecerla.
Por esto, y mucho más, nos mostramos reacios a dar giros a nuestras vidas. El miedo a coger un tren con un nuevo rumbo que pueda descarrilar, hace que los humanos muramos como sumisos conformistas, dejando atrás sueños e ilusiones que pudieron ser, pero que no fueron cristalizados. Son esas obligaciones que nos ahogan, el pesimismo, historias de derrotas, la indiferencia, el miedo a la fracaso, el miedo a perder el poco estatus que hemos conseguido, lo que hace que emparedemos nuestros sueños haciéndonos esclavos de nuestros propios miedos.
Pero por encima de todo, los trenes son oportunidades mimetizadas de esperanza e ilusión, con la suficiente fuerza para creer que la vida tiene sentido. En ese momento, en ese preciso instante en el que nos embarcamos en un tren, pese a la incertidumbre, nos coronamos como los hombres y mujeres más valientes del universo. Y además de vivos, sentimos que el mundo por un momento nos pertenece.
El tren que no se coge se marcha para siempre. Vayamos a por nuestros sueños en la vida sin miedo, porque consiguiéndolos o no, de ello siempre habremos aprendido.
Constantemente pasan a nuestro alrededor trenes con diferentes destinos, con pasajeros de diversa procedencia. Trenes que nos pueden conducir al éxito o al fracaso gracias a una mano invisible que muchos catalogan de suerte, destino, azar…
Los trenes que discurren por diferentes caminos en la vida nos conducen, queramos o no, a la creación de nuestro propio ser como personas, labrando un futuro que en ocasiones no queremos, que no sabemos cómo hemos llegado, que hemos conseguido gracias a la piedra angular de la vida, la perseverancia y el sacrificio, pilares que sostienen los logros.
Coger uno de estos trenes puede convertirse en una gran hazaña, ya que las personas limitan el riesgo y son remisas a dar un giro radical en sus vidas por miedo a lo desconocido, al fracaso. Lo hacen porque saben que hay trenes que están condenados a descarrilar en un desierto de penalidades y dificultades que perjudiquen más nuestra ya perjudicada existencia. Pero también hay otros que llevan a caminos fructíferos. De los dos trenes se aprende, aunque sólo uno premia.
Son muchos, miles, millones los que se aferran a esa parte de su vida que ya conocen enriqueciendo una monotonía que al menos asegura algo de comodidad. Acomodados que han dejado de andar para arrastrarse por el terreno de la indiferencia, sin querer cambiar su rumbo cogiendo un nuevo tren, un nuevo camino que dé un cambio a su vida.
Los trenes no solo nos conducen al final de nuestra vida, también nos abre la puerta a nuevas amigos y enemigos. Personas que tendrán la suficiente fuerza para condicionar nuestra vida, para modificarla, para enriquecerla.
Por esto, y mucho más, nos mostramos reacios a dar giros a nuestras vidas. El miedo a coger un tren con un nuevo rumbo que pueda descarrilar, hace que los humanos muramos como sumisos conformistas, dejando atrás sueños e ilusiones que pudieron ser, pero que no fueron cristalizados. Son esas obligaciones que nos ahogan, el pesimismo, historias de derrotas, la indiferencia, el miedo a la fracaso, el miedo a perder el poco estatus que hemos conseguido, lo que hace que emparedemos nuestros sueños haciéndonos esclavos de nuestros propios miedos.
Pero por encima de todo, los trenes son oportunidades mimetizadas de esperanza e ilusión, con la suficiente fuerza para creer que la vida tiene sentido. En ese momento, en ese preciso instante en el que nos embarcamos en un tren, pese a la incertidumbre, nos coronamos como los hombres y mujeres más valientes del universo. Y además de vivos, sentimos que el mundo por un momento nos pertenece.
El tren que no se coge se marcha para siempre. Vayamos a por nuestros sueños en la vida sin miedo, porque consiguiéndolos o no, de ello siempre habremos aprendido.
viernes, 11 de noviembre de 2016
En la oscuridad de la noche he hablado a solas con esa parte de mí donde se alberga la esperanza de creer que hoy es un día especial, y ha conseguido hacerme ver que, he de ser feliz, porque hoy siempre fue y será un día importante para mi madre.
Hoy no habrá lágrimas ocultas, hoy me aferraré a esa fuerza mágica que nos hace seguir hacia adelante con dignidad, para prometerme que sustituiré las lágrimas de dolor, por la sonrisa que ella querría ver en mí.
miércoles, 6 de abril de 2016
Lugares
Hay un lugar donde las posibilidades son infinitas.
Allí eres libre y los miedos desaparecen.
El tiempo nunca se acaba, y cada cual puede ser lo que quiera.
Se puede reír y llorar, jugar a ser otro o muchos a la vez.
Igual o diferente a todos porque tú lo eliges.
En ese lugar, en los sueños, tú puedes ser lo que quieras por el tiempo que quieras.
Libre también.
Afortunado, por supuesto.
Allí eres libre y los miedos desaparecen.
El tiempo nunca se acaba, y cada cual puede ser lo que quiera.
Se puede reír y llorar, jugar a ser otro o muchos a la vez.
Igual o diferente a todos porque tú lo eliges.
En ese lugar, en los sueños, tú puedes ser lo que quieras por el tiempo que quieras.
Libre también.
Afortunado, por supuesto.
sábado, 2 de mayo de 2015
Derrota
La historia de soldados derrotados es la historia de ángeles caídos, de hombres y mujeres desdichados que dieron la espalda a la vida por una infancia que no merecieron, o quizás por el dolor de una tragedia cercana que no pudieron superar.
viernes, 27 de febrero de 2015
Anclado
Porque todos y cada uno de nosotros/as tenemos muchos momentos o épocas especiales en nuestra vida donde lo pasamos bien, muy bien, o sencillamente porque fue perfecta.
Cómo no acordarse de aquello, de la gran victoria, de aquel maravilloso acontecimiento que iluminó nuestro espíritu, de aquella época que se marcó a fuego en nuestro corazón por lo bien que lo pasamos. Si algo es perfecto, aquel momento lleva ese nombre. Fue tan especial, que por nada ni nadie, ni por el oro más preciado en el mundo te hubieras cambiado.
¿Pero de qué sirve seguir acordándose de esos momentos si no es para contener el aire por una carcajada o por una sonrisa? De nada vale que rehuyamos del presente para buscar abrigo insistente en el pasado. Debemos seguir construyendo nuestra vida sin destruir los buenos recuerdos y sin memorar con excesivo ahínco repetido el pasado. Si volvemos a aquel lugar solo será para estar de paso, para resembrarnos de la suficiente felicidad que nos permita hacer frente a los avatares de la vida.
Aquellos momentos mágicos del pasado que nos despiertan el corazón han de ser para momentos puntuales, y no para vivir en ellos de forma constante, ya que si lo hacemos, iremos cayendo en un pozo negro de desidia e indiferencia que acabará con nuestras ilusiones, o aún peor, con nuestra vida. No olvidemos que si el pasado fue bueno, o muy bueno, el futuro puede ser mejor, sólo tenemos que creerlo y apostar por ello.
En el pasado haremos una breve parada, porque allí ya no se puede vivir, si no queremos morir en vida.
Apostemos por construir el presente pensando en el futuro, y por supuestos, sin olvidar el pasado.
¿Pero de qué sirve seguir acordándose de esos momentos si no es para contener el aire por una carcajada o por una sonrisa? De nada vale que rehuyamos del presente para buscar abrigo insistente en el pasado. Debemos seguir construyendo nuestra vida sin destruir los buenos recuerdos y sin memorar con excesivo ahínco repetido el pasado. Si volvemos a aquel lugar solo será para estar de paso, para resembrarnos de la suficiente felicidad que nos permita hacer frente a los avatares de la vida.
Aquellos momentos mágicos del pasado que nos despiertan el corazón han de ser para momentos puntuales, y no para vivir en ellos de forma constante, ya que si lo hacemos, iremos cayendo en un pozo negro de desidia e indiferencia que acabará con nuestras ilusiones, o aún peor, con nuestra vida. No olvidemos que si el pasado fue bueno, o muy bueno, el futuro puede ser mejor, sólo tenemos que creerlo y apostar por ello.
En el pasado haremos una breve parada, porque allí ya no se puede vivir, si no queremos morir en vida.
Apostemos por construir el presente pensando en el futuro, y por supuestos, sin olvidar el pasado.
Suscribirse a:
Entradas (Atom)